Esencialmente se le llama a Internet de las Cosas a una nueva forma de entender Internet. La interconectividad entre dispositivos y su interacción con elementos de la vida cotidiana es lo que define el Internet de las Cosas.
A partir de ahí, el Internet de las Cosas para completar el círculo debe monitorizar todos los datos de consumo que los usuarios hacen en esos objetos o lugares.
Analizándolos, se deben proponer alternativas a los usuarios para
optimizar sus gastos, costes o simplemente tener mejores experiencias de
uso.
Nuevas variantes
El Internet de las Cosas está tomando distintos caminos. Por ejemplo,
ya existen muchos desarrollos relacionados con el hogar. Se asocian al
término domótica. Otros guardan relación con el uso que hacemos de los espacios públicos. Estos avances se suelen asociar al campo de las ciudades inteligentes.
A partir de ahí, se abren un sinfín de posibilidades como mejoras en el transporte público o el aparcamiento. Incluso también otras para guiar el tráfico en tiempo real en función de los atascos. Todas ellas serán novedades que se vean próximamente en nuestras ciudades.
En los hogares, hay avances para alertarnos de usos irregulares en electrodomésticos. También para automatizar la compra o para ordenar tareas desde fuera de casa.

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